DATOS
TÉCNICOS:
Longitud:
14.5 km.
Recorrido:
Circular
Duración:
5 h.
Dificultad:
Media
DESCRIPCIÓN
El
Sendero Camino de la Dehesa – Fuente de los Hornaos – PR-270 nos
llevará hasta la Fuente de los Hornaos, un importante punto de
abastecimiento de agua, tanto para transeúntes como para fauna del
entorno. Gracias al frescor y humedad que reina a su alrededor,
crecen zarzas, juncos y otras plantas propias de estos ecosistemas.
Se
trata de un recorrido que discurre por terreno calizo donde
encontraremos formaciones kársticas muy típicas de estas montañas,
entre pinares con hermosas vistas donde, por ser un hábitat idóneo
para aves,
podemos tener la posibilidad de disfrutar de
avistamientos.
Nuestra
ruta comienza junto al complejo deportivo Viñas Arias que se
encuentra a 1 km. del casco urbano en dirección a la carretera MA –
5401 Casarabonela- El Burgo y prosigue por el antigua camino de la
dehesa.
Todo
parece indicar que este camino por donde discurrimos, era el enlace
de Casarabonela, la posible Castra Vinaria, con la romana que
comunicaba el Valle del Guadalhorce
(Malaca e Lluro) con la Serranía
de Ronda (Arunda y Acinipo). En muchos tramos se conserva el
empedrado, así como los vierteaguas y canales laterales.
En
la subida por la vía, pronto encontramos una calera, prueba der la
naturaleza caliza del terreno que pisamos y vestigio de ocupaciones
antiguas de la gente del lugar. Acabamos la subida llegando a la
pista forestal que atraviesa toda Sierra Prieta, y por la que giramos
a la izquierda, seguiremos durante un
tramo de 7 km.
En
nuestro recorrido por la pista forestal podemos disfrutar de
fantásticas vistas y vamos dejando atrás diversos cruces con el
gran número de senderos que discurren por esta sierra que une los
municipios de Casarabonela y Alozaina.
Entre
esos cruces está el de la vereda del puerto de la Jácara, lugar
donde podemos abandonar la pista y realizar, a modo de variante, una
ampliación alternativa del camino para acercarnos
al bello enclave
de El Vivero y regresar de nuevo, por el puerto de la Madera, a la
pista.
Un
poco más adelante, en el llamado Llano de la Chacha abandonamos
definitivamente el carril para iniciar el descenso, a la izquierda,
por una vereda.
Pronto
pasamos junto a la fuente de los Hornaos, un manantial que cuenta con
un pilar y mantiene el cauce de agua casi todo el año, abundando los
juncos, adelfas, matrantos y otras
plantas propias de ambientes ricos
en humedad.
Continuamos
el trayecto y pasamos junto al Tajo del Narajal, cortado a pico y con
paredes verticales, producto de los desprendimientos y la erosión, y
un poco más adelante por el Llano Cristóbal donde hallamos un
pequeño y coqueto refugio rodeado de frondosos pinares de
repoblación.
Merece
la pena asomarse al mirador del Llano Cristóbal situado en la parte
trasera del refugio, para contemplar la
panorámica al valle del río
Guadalhorce y al pueblo de Casarabonela asentado en las laderas de la
montaña y apiñado alrededor de su derruido castillo medieval.
Finalmente
ya siempre en descenso afluimos a Casarabonela, municipio de hermosos
rincones del cual cabe destacar la presencia de más de treinta y
cinco hornacinas repartidas por su casco histórico, y el agua que
mana por sus fuentes, procedentes de los acuíferos de Sierra Prieta
perfilando
ANÉCDOTAS
En
mitad del recorrido nos encontramos con un grupo de ciclista que
estaban haciendo el mismo recorrido que nosotros, por alguna parte
del recorrido era pista pero por otras era sendero que para las
bicicleta es más difícil de hacer. Aun de este modo vimos
bastantes.
Un
tramo más adelante nos encontramos con un gran número de motos,
haciendo motocrós, esto iban a todo gas, y nosotros nos detuvimos
para que ellos pasaran, con el correspondiente saludo cordial de
todos ellos. Y más adelante también nos encontramos con un cuás,
este iba de paseo tranquilamente.
Ya
al final de la ruta como es de costumbre nos tomamos un aperitivo, y
charlando con una de las participantes nos dijo que avía
olvidado la
cartera en casa, y tuvieron que dejarle dinero prestado para pagar la
excursión y tomar algo al llegar, pero todo de buen humor se
soluciona pronto, sin ningún problema
Cuando
estábamos ya en el autobús tod@s de bromas y risas con cualquier
escusa, nuestro conductor que ya nos conoce de otras rutas y es muy
simpático también participa de nuestras bromas tocando el claxon
del autobús repetidamente y diciendo alguna que otra broma más para
que el trayecto se nos pase más ameno y lo consiguió.