DATOS TÉNICOS:
Longitud: 12.5 km.
Recorrido: circular
Duración: 5:00 h. aprox
Dificultad: Media
DESCRIPCIÓN
Comenzamos la ruta junto
al hotel de montaña ¨Cerro del Hijar¨, en un cómodo carril que conduce al
puerto de las Golontrinas. A poco más de un kilometro y medio llegamos al
inicio de un sendero marcado como ¨sendero La Rejia¨ que desciende hacia la
izquierda y luego se
adentra hacia la derecha paralelo al carril, hacia el
tramo alto del valle del rio Los Caballos.
Ya desde los primeros
metros del recorrido se abren las impresionantes vistas del valle, para poco a
poco ir adentrándose entre pinos salgareños en el denso bosque, donde las
pequeñas aves : reyezuelos, carboneros, herrerillos y currucas, son los
auténticos protagonistas, amenizando nuestra marcha con sus cantos y reclamos.
Entre los claros de los
árboles conviene atisbar el ocasional vuelo de ratoneros y águilas calzadas.
Tras superar dos
cortafuegos, el primer arroyo que cruzamos es él del Sapo, el cual tiene un
dique tipo gavión para contención del agua desbocada a causa de las lluvias
torrenciales. Algo más adelante cruzamos el arroyo Palmarejo, lugar idílico
donde podemos observar anfibios en pequeñas pozas de agua, incluso fotografiar
a los caballitos del diablo y las libélulas que pululan por el cauce. Siendo
este punto de confluencia para divisar especies, no será difícil detestar la
presencia o huellas del meloncillo, el jabalí, e incluso la cabra montés, a
cierta horas del día,. Rodeados de torviscos, helechos, mastranzos, rubia
peregrina y otras plantas de vaguadas frescas, continuamos nuestro camino hasta
llegar a una bifurcación, por la que continuamos hacia la izquierda, en el sentido al collado de la Machoruela.
Según nos dirigimos al
mirador natural, aparece cerca la cascada de la Rejía. Caminamos algo menos de
un kilometro hasta el mismo, dejando a tras el bosque, mientras atravesamos un
terreno con matorral de jaras pringosas, palmitos y pequeños algarrobos.
Desde el mirador se
observa, a nuestra espalda, el contraste de estas sierras pardas con las
sierras blancas que asoman por detrás. Tras un descenso, volvemos por el mimo
recorrido hasta el cruce del camino junto al arroyo Palmarejo, el cual
tomaremos esta vez hacia la derecha
siguiendo la señalización del sendero. En
este tramo, entre subidas y bajadas, cruzamos dos arroyos más, los cuales nos
regalan una vegetación diferente: brezo, adelfas, zarzamora, rosales y juncos
crecen junto a las aguas del rio de los Caballos.
Alcanzamos un cortafuegos
que llega al carril en el que iniciamos el sendero y que marca el final del
sendero ¨La Rejia¨; volvemos a incorporarnos a dicho carril en sentido
izquierdo y no lo abandonamos en un buen
rato. En breve pasaremos por la inmediación de la fuente de la Rábita. Este cómodo
paseo nos lleva a un cruce en el que tomamos el primer desvío a la
izquierda.
Cruzamos un par de cortafuegos hasta pasar por encima de la casas de Antonio
Elena. Tomaremos hacia la izquierda en los dos siguientes cruces.
Cuando llegamos al
C.R.E.A. Pecho Venus (Centro de Recuperación de Especies Amenazadas) y topamos
con su puerta de entrada, giramos hacia la izquierda, descendemos y tomamos a
la derecha para salvar el edifico por un camino marcado con mojones de piedra
que nos conecta con un sendero que nos para de descender por un suelo
empedrado. Tras una serie continuada de zig-zag y cruzar por primera vez el
curso del rio de los Caballos, a través de
ANECDOTAS:
La primera de la mañana
fue casual, subíamos por una carretera bastante estrecha con el autobús, y de
pronto una gran rama de pino en medio de la carretera, ¿que hicimos¿ unos
cuantos chicos se bajaron y a retirarla del camino, pues el autobús era de los
grandes y entraba justo, los chicos se llenaron las manos de resina que olía
muy bien.
También el monitor bastante
simpático se trajo unos cueros de fieltro con campanillos y nos lo
poníamos unos
a otros.
Por último como casi
siempre al terminar la ruta
paramos en algún sitio para tomar algo, en esta
ocasión llegamos a un bar restaurante
llamado Rio Rojo, y sin pensarlo acabamos casi tod@s comiendo callo, algo que
nadie tenia pesado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario