Longitud:
17 km.
Recorrido:
Circular
Duración:
6- 7 Aprox.
Dificultad:
Media alta
DESCRIPCIÓN
La
ruta comienza en el municipio de Soportújar. En las inmediaciones de
la plaza del pueblo tomamos un camino marcado como acceso al templo
budista.
Haremos
un ligero ascenso de 2 km hasta la casa forestal, punto desde donde
parte el PR-A 22 hacia Puerto Palo.
Nosotros
tomaremos el carril que asciende a nuestra derecha y que conduce al
Centro Budista O Sel
Ling.
Aquí
nos tomaremos un tiempo para contemplar su stupa, estatuas y demás
instalaciones de meditación y retiro.
Seguiremos
ascendiendo en dirección a un puesto de vigilancia forestal que se
encuentra en la Atalaya de Soportújar ( 1741 m) que nos dará unas
espectaculares vistas panorámicas del valle del Poqueira, los
municipios ,Capileira, Bubión y Pampaneira y si el cielo está
despejado podremos divisar las cumbres del Veleta y el Mulhacén.
Desde
aquí conectamos con el GR-7 y el sendero Sulayr que rodea el Parque
Nacional de Sierra Nevada. Nos desviamos a la izquierda para caminar
un buen tramo por la llanura acequia Almirarque riega la zona con
agua que proviene del Río Chico.
La
acequia, después de pasar por una balsa de agua, desemboca en una
pista que nos llevará al área recreativa Puente Palo.
Después
de una parada obligada, volvemos sobre nuestros pasos para
tomar el
sendero PR-A 22 que, tras pasar por la finca el Cerezo donde se
encuentra el Vivero de Montechico, nos llevará de nuevo a la Casa
Forestal. Desde aquí descenderemos hasta Soportújar por el mismo
carril que empezamos la jornada para finalizar nuestro recorrido.
Flora:
destacada la gran masa forestal compuesta principalmente por roble,
melojo, fresno, arce, encinas y pinar de repoblación de las
variedades pinaster, negro y silvestre.
ANECDOTAS
Por
la mañana cuando llegamos a Soportújar nos estaba esperando el
guía, disfrazado de paje real, y cuando subió al autobús nos
saludo en un árabe que
ninguno
entendimos. Pero nos hizo gracia, y durante casi todo el recorrido
fue disfrazado.
En
esta ocasión nos acompaño también un choco de unos 10 años que
durante todo el recorrido fue cogiendo piñas para llevársela a su
casa, pero eso si se las daba a su padre.
Era
todo un campeón siempre el primero aunque la ruta era bastante dura
no paro ni un segundo.
Cuando
llegamos al centro budista nos encontramos con una pareja que
estaría meditando por allí con un perro espectacular negro de la
raza gran danés.
Tenemos
un grupo internacional pues vamos de varias nacionalidades como
inglesa, china y austriaca.
Casi
al final de la subida preguntamos a unas agricultores, de por allí
que si faltaba mucho, y nos dijo 50 m, que fueron casi un kilometro,
como siempre los andaluces decimos queda poco y al final es mucho.