Longitud: 12 km.
Recorrido: Lineal
Duración: 4 h. aprx.
Dificultad: Baja
DICRIGCIÓN:
CARDEÑA – ALDEA DEL CEREZO
El itinerario que se presenta ofrece una agradable incursión
Entre los paisajes más característicos del Parque Natural Sierra de
Cardeña y Montoro, y también de la comarca de Los Pedroches, en
los que las dehesas son incuestionables protagonistas.
Hay en ellas todo un mundo al descubierto, y otro, tal vez mayor,
que solo podremos descubrir si somos lo suficiente hábiles.
Un fácil y cómodo recorrido en el que veremos cómo lo natural y
lo humano pueden combinarse en interés mutuo, y cómo una
experiencia milenaria lo avala.
De la plaza de la independencia , en el centro de Cardeña,
sale la calle Aldea del Cerezo hacia el sureste.
La seguiremos hasta salir del pueblo y cruzar bajo la variante
de la carretera N-420. Al poco veremos la señal del inicio del sendero
Antes de posicionarnos y emprender el sendero hemos tenido la
oportunidad de pasear por las calles de Cardeña, conocer sus
monumentos y disfrutar de su gastronomía y hospitalidad,
que sin duda nos satisfacerá.
Estamos en un antiguo que une Cardeña con Aldea del Cerezo,
Y que a la vez es una vía pecuaria, la vereda de Valdecañas.
Comprobamos que es una pista ancha, con buen firme y casi siempre
jalonada por los típicos muretes de piedra granítica que sirven de cercado
de las fincas. Mantendremos la orientación sureste casi todo el tiempo,
salvo un pequeño tramo al final que rectificaremos suavemente al este.
No hay por tanto, peligro de pérdida o confusión, ya que nos mantendremos
en el camino principal y seguiremos las señales.
Las pendientes, son muy suaves.
Desde un principio nos vemos ya rodeados del típico paisaje de Los Pedroches,
con planicies cubiertas de amplias dehesas de encinas. El matorral es prácticamente
inexistente, ya que la ganadería , y también las roturaciones, impiden su desarrollo.
En los escasos lugares que se le permite, vemos como crece la jara pringosa, la blanca
o el tomillo. Bajo las encinas suelen pacer vacas y ovejas y, en tiempos de montanera,
también cerdos ibéricos, alimentándose de las bellotas maduras que hay en el suelo.
Cuando hemos adelantado unos 1300 m, pasamos sobre el arroyo de la Gabia
que nace a no mucha distancia a nuestra derecha, por lo que lo más normal es
encontrarlo seco. De llevar agua, ésta se dirige al pequeño embalse de Tejonera,
al que nos acercamos.
En menos de dos kilómetros llegamos al camino que, por nuestra izquierda,
se dirige a este embalse , concediéndonos la oportunidad de acercarnos
a este hermoso quebranto de la monotonía paisajística, así como a
un buen observatorio de aves acuaticas, desde el que podemos ver
zampullines o garzas reales, y también revoletean por el entorno,
innumerables pajarillos.
Siguiendo por nuestro camino unos 600 m, más veremos a nuestra
derecha un claro cercado de más de una hectárea .
Se trata de la huella dejada por la mina El Cano,
hoy abandonada, y de la que se extrajeron uranita, mineral
del que se obtiene uranio, entre 1953 y 1970.
Estamos en un punto estratégico en el mapa energético,
ya que unos metros más adelante pasaremos sobre el
gaseoducto Huelva – Sevilla – Madrid y bajo un tendido
de alta tensión. En medio kilometro más dejaremos
la vereda de Valdecañas , que gira en un cruce a la
derecha y seguiremos recto por otra vía pecuaria,
en este caso una colada de kilometro y medio que
nos llevará a nuestro destino. Medio kilometro antes
de llegar, pasaremos por un puentecillo nuevo sobre
el arroyo Rabiavacas, con sus márgenes cubiertas por
un bosque de ribera. También veremos afloramientos
rocosos, llamados aquí lomos de ballena o bolos de granito.
Finalmente alcanzaremos la Aldejano del Cerezo, en cuyas construcción
se pone de manifiesto el principal soporte geológico que hemos tenido
en nuestro recorrido, el granito.
2ª PARETE: ALDEA DEL CEREZO – VENTA DEL CHARCO
Un camino histórico entre dos aldeas situadas en el centro
Geográfico y ecológico del Parque Natural de Cardeña y
Montoro, llamadas también ventas, como tantas otras
que hay en los alrededores, evocándonos un pasado ,
no demasiado lejano, en el que este territorio era sobre
todo lugar de paso entre el valle del Guadalquivir y
la Meseta, un gran espasio casi despoblado en el la
naturaleza pudo mantener potestad y dominio; lo
que aún hoy podemos comprobar en las interminables
dehesas por las que se nos invita a caminar.
Aldea del Cerezo: En esta pequeña aldea no nos resulta difícil
Encontrar el antiguo camino a Veta del Charco, que es además
una vía pecuaria con la categoría de colada. Sale al sur de la aldea,
desde la pista principal que la comunica con Cardeña. Tanto el
inicio como el final del sendero lo constituyen pequeñas aldeas
rurales, cuyo estado actual, y la historia que lo explica, están
cargados de incógnitas que podemos ir despejado sobre el terreno.
Sin ellas no podríamos tener el entorno natural que nos rodea.
Tomando por tanto la dirección sur, emprendemos un camino
que ya desde sus inicios nos muestra las claves principales de los
paisajes que vamos a conocer de cerca, y a los que ya estamos
acostumbrados, sea cual fuera el recorrido que hayamos hecho
para llegar aquí. Se trata de la dehesa que domina estas amplias
planicies que caracteriza a toda la comarca de Los Pedroches,
y unida a ellas las muestras de granito que la salpican, ya sea
en afloramientos naturales o en obras humanas que han
convertido la piedra en muros, edificios, postes de cercas o
cualquier otra utilidad, entre las tantas a las que se presta
tan preciada roca, que como ya podemos suponer, es la que
predomina en la geología local. Remontamos una suave subida,
entre las dehesas, de las que a veces nos separan muros de piedra,
y otras no. Cuando ya hemos adelantado unos quinientos metros,
dejamos a nuestra izquierda un camino que nos parece secundario,
pero que en realidad es la colada que hemos traído hasta aquí.
Continuamos otros quinientos metros y este camino muere en
otra vía pecuaria, la vereda de Valdecañas. Seguimos por ella,
girando a la izquierda, orientándonos hacia el sureste.
Adelantando un nuevo tramo de medio kilometro nos encontramos
con unas antiguas instalaciones ganaderas, que dejamos a nuestra
izquierda, y deberemos tomar el primer camino que encontremos
a nuestra derecha. De nuevo hemos cambiado de vía pecuaria,
encontrándonos ahora en la colada del Cerezo a Venta del Charco,
en la que variamos el rumbo de nuestro camino hacia el sureste.
Pasaremos junto a la Loma del Garrullo hasta su máxima altura
(777 m.), y al poco de iniciar el descenso damos con un cruce
de caminos, en el que seguiremos adelante, antes de pasar
bajo un tendido eléctrico . Seguiremos entre dehesa, pero a
menos de un 1 km, notaremos que hay algo distinto en ella,
los árboles no son los mismos. Y es que nos encontramos en
la única dehesa con robles melojos de la provincia de Córdoba,
un árbol pariente de la encina y del alcornoque, pero ambientes
más fríos y húmedos, por lo que tiene la hoja caduca, además
de más ancha, suave y con forma lobulada. En algo más de un
kilometro y medio finalizaremos el sendero, tras pasar entre
varias balsas de agua para el ganado.
Este pasado fin de semana hemos hecho la ruta de dos días que todos los años hacemos por estas fechas, en las jornadas de Antonio Lorca, un veterano senderista de 74 años que no falta a ninguna de las rutas que hacemos. Esta vez á sido a Córdoba y Montoro, la ruta en si transcurre por las localidades de Cardeña –Aldea del Cerezo –Venta del Charco, toda la ruta se encuentra en el parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro.
La ruta fue muy fácil toda por dehesas entre alcornoques y encinas, donde estaban pastando cabras, vacas y ovejas, con todo ello el camino se hizo muy ameno y nada pesado.
En este viaje hemos contado con nuestra mascota, un lince de peluche llamado Cardeñita que nos acompañara en todas las rutas venideras.
ANECTOTAS:
El sábado por la tarde nos fuimos a tomar un refresco en Montoro, y como era el partido entre el Real Madrid y C F Barcelona nos sentamos en una terraza y estuvimos un rato, y viendo que no venia nadie a servirnos nos fuimos a otra, pasando lo mismo así hasta en tres ocasiones. Ya cansados lo dejamos por imposible.
Una chica en Córdoba entro a un bar a tomar unas tapas y pidió ¨pipirrana¨ algo muy común en la zona de la Axarquia, el camarero no savia que estaba pidiendo, y tuvo que señalar lo que era.
En otro bar pidieron una nube y tampoco sabían lo que era. La nube en Málaga se llama a un café con leche, casi todo leche y muy poco café.
Ya terminada la ruta llegamos a un bar en la Venta de Charco y alguien entro a servicio y dejo el baston en la puerta del mismo, salió y no se acordó, pero como buenos compañeros alguien se lo entrego.
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